‘Es muy importante que el consenso se piense críticamente como principio en la democracia, porque hace invisible a las minorías’: Thomas Krüger

‘Es muy importante que el consenso se piense críticamente como principio en la democracia, porque hace invisible a las minorías’: Thomas Krüger

El pasado marzo y como parte del proyecto de intercambio y diálogo colombo alemán para la promoción de la educación histórico-política, una delegación de académicos/as e investigadoras/es alemanes y de la Agencia Federal para la Educación Política –del gobierno alemán– (BpB, por sus siglas en alemán), visitaron varias regiones de Colombia para hablar de educación histórica-política y de los procesos de memoria.

Como parte de ese diálogo, en el CAPAZ hablamos con el presidente de la BpB, Thomas Krüger, sobre la importancia del pasado, la democracia, el papel de la sociedad civil, las obligaciones del Estado en consolidar la democracia y garantizar la no repetición de la guerra y sus horrores y la importancia de la controversia y el disenso.

CAPAZ: ¿Por qué es importante para países como Colombia –que están transitando del conflicto a los procesos y acuerdos de paz– tener conciencia de su historia violenta?

Thomas Krüger (T.K.): ocuparse del pasado no es importante porque uno esté orientado hacia el pasado, sino porque es relevante para el presente y el futuro. En educación política siempre decimos que quien habla del pasado, en realidad siempre está hablando del presente y del futuro. Por eso es tan importante tener una educación político-histórica, porque determina significativamente nuestras vidas en el presente y también en el futuro y nos posicionamos, como sociedad, con respecto al pasado y a su relevancia para el presente.

CAPAZ: ¿Podría explicar la importancia de ese abordaje desde la educación político-histórica?

T.K.: la educación política es importante en este contexto porque no solo destaca una visión del pasado y su relevancia para el presente, sino porque la vedad solo se puede tener en plural. Las posiciones en una democracia siempre deben estar en plural. En una democracia, una posición de poder no determina todas las demás posiciones, sino que se puede discrepar sin ningún tipo de impunidad y dentro de un marco normativo, puesto que la educación política no es neutra; no es una forma de hacer el todo vale, de defender todo tipo de posiciones radicales, sino que la educación política se posiciona normativamente.

CAPAZ: ¿Cómo se establece esa normatividad?

T.K.: viene determinada por los principios constitucionales; por la Constitución de cada país. Y esta orientación normativa de la educación política permite que todas las posiciones del espectro –que van desde la izquierda hasta posiciones nacional conservadoras– sean representadas, puesto que democracia significa que se pueden adoptar diferentes posiciones.

CAPAZ: ¿Cómo se sincronizan, entonces, la democracia y la educación histórico-política?

T.K.: para nosotros, en la educación política, es especialmente importante no perder de vista a los muchos grupos marginados, y no pretender que somos una sociedad homogénea. Cuando se tienen diferentes posicionamientos, ya hay una prueba de que hay diferentes orientaciones en la sociedad. Pero hay grupos marginados y desfavorecidos, cuya narrativa y posicionamiento también deberían parecernos relevantes, porque una sociedad es tan democrática dependiendo de cómo se posiciona y se comporta con los grupos más marginalizados.

CAPAZ: El Informe Final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad-CEV tiene voces a favor y en contra, ¿Cómo puede contribuir este documento a los procesos de conciencia histórica y de no repetición?

T.K.: creo que es fundamental que se reconozca el impulso de la CEV como una propuesta sobre cómo queremos convivir en sociedad en el futuro. Para ello es necesario “saltar por encima de la propia sombra”, es decir, repensar el propio papel de la época de la violencia y reposicionarse. La CEV quiere dejar claro que hay que reconocer los derechos de las víctimas; que los desaparecidos deben ser encontrados. Una perspectiva crítica del pasado desempeña naturalmente un papel importante, pero siempre con vistas a que los conflictos de ayer no se perpetúen; que el lugar donde ocurrieron los conflictos sea sustituido por una nueva configuración social donde todas las personas tengan derecho a situarse y a convivir.

CAPAZ: ¿De qué manera podemos superar la controversia en torno al Informe de la CEV?

 T.K.: no creo que la controversia sea algo malo. En la educación política en Alemania existe precisamente el requisito de ser polémico, porque si tienes opiniones diferentes en la sociedad, también deberías tener derecho a conocer públicamente tu posición y a discutirla y negociarla. Es muy importante que el consenso se piense críticamente en este contexto, porque este, como principio en la democracia, hace invisible a las minorías y es, si se quiere, un apoyo a la posición mayoritaria.

El compromiso en contra de esto es un instrumento distinto, es un contrato temporal que negocia lo que se considera relevante y cómo se vive políticamente en una sociedad, y este compromiso siempre deja claro que hay una posición mayoritaria, pero la posición mayoritaria incluye las posiciones minoritarias; las posiciones marginalizadas, que deben ser representadas en un compromiso para realmente vivir juntos en democracia, no dar a un grupo todos los derechos y poner a todos los demás en desventaja.

CAPAZ: En los procesos y acuerdos de paz juegan un papel central la justicia, la justicia restaurativa y la reparación de las víctimas. Al mismo tiempo, los procesos de memoria son fundamentales ¿Por qué la memoria es central en la superación del conflicto?

T.K: en la política de la memoria desempeña un papel muy importante el hecho de que las personas que se han considerado víctimas o desfavorecidas en situaciones de conflicto vuelvan a ser traídas a la luz; que la verdad salga a la luz. Que sus perspectivas se fortalezcan, y de este modo, aunque tarde, se les reconoce.

Ese reconocimiento y esa apreciación son fundamentales para convertir una sociedad en conflicto en una sociedad postconflicto, que sea justa para todos los que hacen parte de esta sociedad.

CAPAZ: Y consolidar los procesos de no repetición…

T.K: sí, también significa que hay y una interrupción de la repetición o prolongación de los delitos y del uso de la violencia. Se interrumpen con el objetivo de formar otro tipo de sociedad donde los desfavorecidos también puedan tener su lugar, y donde los que han perpetrado actos violentos puedan adoptar una postura crítica consigo mismos; deben examinarse y si es necesario, enfrentarse al castigo.

Se trata de hacer realidad una forma multidimensional de memoria, porque muchas de las víctimas tienen la experiencia de que la verdad que han experimentado nunca sale a la luz. Y eso es exactamente lo que debe ocurrir; esa debe ser la norma. Para muchos, esto es más importante que cualquier decisión o castigo para los perpetradores; averiguar dónde han muerto sus propios familiares; dónde han quedado los desaparecidos; que la verdad salga a la luz es la cuestión y fundamental para muchos de los afectados.

 Además, se trata de dejar claro que las formas estructurales de violencia no legitiman una prolongación de la injusticia del pasado y en este sentido, las víctimas se ven atrapadas en su papel; no se ven liberadas del mismo y eso es precisamente lo que es muy importante para elaborar el pasado. Por eso es relevante la memoria, no solo con vistas al pasado, sino también con vistas hacia adelante, donde se busca una sociedad en la que las personas puedan posicionarse como sujetos políticos, con todos sus derechos.

CAPAZ: ¿Cuáles son los elementos fundamentales de los procesos de memoria?

T.K: No se debe ocultar el pasado. Existe un derecho colectivo a recordar y a permitir que la verdad salga a la luz, y no decir: “nada de esto existió y estoy sustituyendo la narrativa de la revisión y el recuerdo por una narrativa del olvido”. Ese es, si se quiere, el problema de la negación, que, respecto al pasado, plantea que simplemente de ser blanqueado, pintado y olvidado. Eso es precisamente lo que no debe ocurrir. La no repetición y la negación son, en mi opinión, dos elementos fundamentales del trabajo de memoria en relación con las sociedades en conflicto.

CAPAZ: En los procesos de educación política y en el debate público existe una resistencia a tratar los crímenes de Estado, ante el temor de que el mismo pierda legitimidad ¿Cómo abordarlos?

T.K.: El núcleo crucial de la memoria democrática es tratar la historia de forma democrática. Eso significa aceptar que existen diferentes perspectivas sobre el pasado y que estas tienen su lugar en el presente. Solo así vamos a poder crear más legitimidad para los procesos democráticos en una sociedad, si las diferentes perspectivas tienen voz y pueden ser tratadas.

El factor decisivo para trabajo de memoria es siempre, en primer lugar, el testimonio y la perspectiva de la sociedad civil que mantiene la virulencia del pasado; que lo convierte en un tema con referencia al presente y al futuro, para que la gente tenga y pueda tomar posición al respecto.

Creo que el Estado se equivoca si piensa que recordar es una especie de cuestionamiento de su existencia legítima; todo lo contrario. En Alemania tuvimos un caso en donde una cancillería, la de Willy Brandt, se lanzó con la frase “atrévete con más democracia”, que también significa atrévete con más controversia, y eso politizó y activó a toda una generación de jóvenes para que se involucraran en el debate público.

CAPAZ: ¿Cómo ve que esos procesos se están dando en Colombia?

T.K.: Encuentro tan emocionante en Colombia, que la cultura de la memoria y la política de la memoria no están separadas del activismo. El entrelazamiento del activismo y la educación política, como he llegado a conocerlo aquí, tiene una dinámica tremenda, porque libera energía para tratar este tema y no dejarlo pasar, no permanecer en silencio y no permitir que la gente poderosa del Estado tome el control de ello.

Y ese es precisamente el punto crucial: la sociedad civil está impulsando esta cuestión de la política de la memoria, y el Estado haría bien en subirse a este carro en algún momento. También en Alemania esto llevó décadas y no fue en absoluto un camino sin resistencia. Se ha creado, por así decirlo, una cultura del recuerdo, y hoy, por supuesto, hay que decir críticamente que ciertos aspectos de la memoria en Alemania no son, en absoluto, relevantes ni se discuten hasta hoy. A saber, la participación de Alemania en el colonialismo en muchas partes del mundo se trata como un tema menor, pero es muy relevante en una sociedad cada vez más heterogénea.

CAPAZ: ¿Cuál, entonces, es el papel de la sociedad civil en este contexto de polarización política?

T.K.: Todo el trabajo de memoria es en realidad el resultado de la implicación de la sociedad civil. En otras palabras, no es el Estado, no son los poderosos, ni los impotentes, sino más bien los sectores activistas de la sociedad civil, los que promueven en primer lugar el tema del trabajo de la memoria.

En Alemania, esto ocurrió especialmente en la época del nacionalsocialismo. Los escenarios de violencia, los monumentos conmemorativos por las víctimas del nacionalsocialismo en suelo alemán, se volvieron un tema importante, en la medida en que los grupos de la sociedad civil promovieron estos lugares conmemorativos.

Se volvieron otro tipo de instituciones organizaron exposiciones, llevaron el tema al público, reclutaron testigos que fueron a las escuelas para confrontar e informar a la siguiente generación sobre el tema.

Todo esto es importante porque el compromiso del Estado con el trabajo en los lugares conmemorativos con el recuerdo solo comienza mucho más tarde, es decir, cuando la sociedad civil ha afirmado sus posiciones; cuando estas posiciones llegan a la mayoría de la sociedad y reciben el apoyo correspondiente. Concretamente, el primer compromiso estatal con el trabajo de lugares conmemorativos en Alemania tuvo lugar en 1998, lo que significa que pasaron más de 50 años hasta que este trabajo fue financiado y apoyado por el Estado. Así que la sociedad civil siempre está al principio del trabajo de conmemoración, pero no hay que detenerse allí; necesitamos conceptos de educación para las próximas generaciones, que deben ir más allá de la pura transferencia de conocimientos, más allá del puro testimonio, para influir en la política actúa o en la política futura.

 

Mira la entrevista (con subtítulos en español) a continuación: