“Entre la liberación y el autoritarismo”: reseñando a Aldo Marchesi
El historiador uruguayo Aldo Marchesi (Universidad de la República) fue invitado a la sesión del 8 de septiembre de 2020 durante el seminario internacional sobre violencia y conflictos en América Latina. El Profesor Marchesi destacó la discusión transdisciplinaria que promueve el seminario y señaló que la historia aporta al debate desde las interpretaciones del pasado, el análisis de las tensiones sobre el pasado y la crítica. Su presentación giró en torno a la idea de revolución, principalmente en los años sesenta y en el Cono Sur. ¿En qué medida la violencia revolucionaria está asociada a ideas de emancipación y formas de autoritarismo? La charla partió de esta tensión.
En 1959, el ciclo iniciado con la revolución cubana marcó una pauta para la construcción del término “revolución”, asociado al antimperialismo y al ideal de sociedades igualitarias. En los años noventa y el siglo XXI hubo un cambio de paradigma, según Marchesi, referente a las ideas revolucionarias de la violencia. El profesor diferenció ambos momentos y aclaró que, en términos históricos, las relaciones entre ética, violencia y política fueron muy diferentes a como son ahora, por lo menos en el Cono Sur. En ese entonces primaba la idea del sacrificio de la experiencia personal en pro de la revolución y de un horizonte de expectativas. En la actualidad, la noción de derechos humanos se convierte en modelo emancipatorio – con múltiples interpretaciones contextuales – que condena fuertemente la violencia. La tensión radica pues, según el historiador, en entender ese anacronismo: «¿cómo evaluar a la revolución desde un tiempo (histórico) que no es revolucionario?».
Narrativas de la Guerra Fría (1960 – 1980)
Aldo Marchesi propuso revisar la forma cómo pensaban algunos actores. En primer lugar, las Fuerzas Armadas asumieron la revolución en los sesenta como una amenaza externa asociada a la idea de comunismo y subversión. La respuesta debía ser un fortalecimiento contrainsurgente y un mayor poder para los militares. Esta postura justificó y benefició el establecimiento de dictaduras en el Cono Sur en este periodo. En Uruguay, la respuesta del gobierno – es decir, su especie de contrarrevolución – fue muy violenta, con ideales nacionalistas en contra de las ideas comunistas. «La amenaza al país es tan grande, que justifica un recurso de la violencia excesiva», explicó Marchesi. En segundo lugar, e ideológicamente, el actor representado por la izquierda simbolizaba la violencia revolucionaria en el continente en apoyo a Cuba y en la voz de Latinoamérica (un «nosotros») contra los Estados Unidos (un «otro»). Se identifican a) una fuerte defensa de lo nacional, según concepciones de cada actor; b) la ausencia de una crítica a la violencia desde una perspectiva ética y, en cambio, una discusión en torno a la ética de la guerra, y c) la idea de la política en términos bélicos.
Perspectivas académicas
Desde la academia, por su parte, la sociología de la modernización trataba de explicar las causas del surgimiento de la violencia revolucionaria en los países. Desde el concepto de la anomia social, se argumentaba la violencia a causa de los procesos acelerados de modernización, que generaban reacciones violentas entre ciertos sectores sociales. Otro enfoque fue el estructuralismo latinoamericano, desde el cual se planteaba que la violencia política era inevitable, consecuencia del malestar de los sectores medios y populares, entre otras razones, por la desigualdad en la distribución del ingreso. El profesor Marchesi indicó que la academia latinoamericana de la época, no obstante, no mostró alto interés en el tema de la violencia política.
De interés: Anacronismo, una tendencia riesgosa para interpretar la historia (Publicado por la Universidad del Norte)
Narrativas democráticas (1980 – ¿Siglo XXI?)
Las sociedades en el Cono Sur sufrieron procesos autoritarios radicales. En cuanto a torturas y asesinatos, las prácticas estatales fueron más violentas que la violencia usada por las guerrillas en Argentina, Chile y Uruguay. La vida de la gente se transformó radicalmente durante el «terrorismo de estado» de las dictaduras cívico-militares. El problema de la violencia revolucionaria fue desapareciendo y, en ese sentido, el terrorismo de estado fue eficaz, pero con enormes costos éticos y sociales.
A finales de los años ochenta, las expresiones políticas ideológicas de izquierda tendieron a desaparecer. Hubo además un cambio de paradigma en la forma cómo pensar el problema de la violencia política. Dos aspectos fueron resaltados por Aldo Marchesi en este cambio: la consolidación de la democracia liberal como régimen político indiscutible y la idea de los derechos humanos asociada con la noción de la violencia contra el cuerpo (no a torturas, sí a la vida).
Citando Marchesi al autor francés Francois Dosse, nuestra sociedad inicia – desde los años noventa incluso – un proceso de reflexión sobre el pasado desde el anacronismo controlado. Las preguntas que fueron centrales en los años 1960/1970 cambian en el tiempo histórico de los años 1980. En este sentido, el desafío planteado a historiadoras e historiadores es entender que ese pasado no puede verse con la misma mirada de hoy, ni juzgarse desde los eventos del presente, sino desde ese momento histórico; que implica un acercamiento hermenéutico de entendimiento del pasado, asumiendo distancia histórica y alteridad en los marcos interpretativos. Parafraseando a Friedrich Engels, Aldo Marchesi explicó que la revolución es un fenómeno autoritario. La relación entre liberalismo y autoritarismo está pensada de un modo diferente en la modernidad y en nuestra contemporaneidad.
Apuntes finales
* En el periodo 1960-1970, la violencia se pensaba en un marco ético. Es necesario discutir de forma abierta aquel tiempo histórico y su complejidad.
* Reconocer una ética de la violencia revolucionaria, si es que existe, según las sociedades en cuestión. En el Cono Sur hay un reconocimiento desde la violencia revolucionaria que en esa época, por ejemplo, se ajusticiaban personas, mas no se torturaban.
* Tratar con cuidado la palabra «reconciliación». Por lo menos en el Cono Sur, se revisa si esta idea de reconciliación es viable, pues es una noción muy compleja. Se piensa más bien en términos de empatías y de actores en cuanto a lo vivido en el pasado. Si el revolucionario asesinó en defensa de ideales con el pueblo, hay que procurar que por lo menos, a nivel social, «se entienda la lógica de ese actor político de los sesenta, setenta e incluso de los ochenta», recomendó Marchesi.
* Evitar pensar las violencias de esa época como el mal absoluto, porque hay verdades políticas y sociales que explican esas violencias, incluso las estatales. El aporte desde la historia a esta perspectiva es fundamental para un entendimiento.
* La discusión sobre la legitimación de la violencia es central. Paradójicamente, la violencia de los estados en América Latina – fortalecidos militarmente y con un ejercicio del poder más coercitivo – no es objeto de reflexión crítica. Es precisamente este fenómeno del uso de la fuerza estatal lo que ha generado una nueva ola de movimientos y protestas sociales a nivel global, fenómeno que obedece perfectamente a una forma de hacer oposición a esta violencia estatal.
Conferencia de Aldo Marchesi: grabación de la transmisión / Reseña de la Universidad del Norte (en español)
Próximas conferencias virtuales en septiembre de 2020:
Septiembre 15 – Alejo Maldonado (Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México)
Septiembre 22 – David Díaz Arias (Universidad de Costa Rica, CALAS)
Septiembre 29 – Narda Henríquez (Pontificia Universidad Católica del Perú)
Conozca el programa completo del seminario (.pdf, en español) / Descargue el flyer de la próxima sesión (.pdf)
El seminario internacional titulado: «Historia y memoria de violencias y conflictos en América Latina» es una oferta académica virtual que convoca a investigadoras e investigadores, estudiantes, docentes y públicos interesados en las temáticas, vistas desde una perspectiva internacional y de diferentes disciplinas. El seminario es organizado por el Instituto CAPAZ, la Universidad del Norte (Colombia), el Centro CALAS (Merian Center for Advanced Latin American Studies – CALAS) y la Universidad Justus-Liebig-Universität Gießen (Alemania).
(NW Texto: Claudia Maya, Andrés Escobar. Versión en inglés: Tiziana Laudato)